Siempre que hablamos en términos nutricionales establecemos una relación obvia entre salud y alimentación. Lo cual, se evidencia aún más si hablamos de la tercera edad, cuyo bienestar depende en mayor medida si cabe del mantenimiento de una dieta sana y equilibrada. Por ello, se no antoja fundamental conocer los distintos aspectos que debe abarcar una alimentación saludable para personas mayores.

Una salud vulnerable

El riesgo de enfrentarse a una anemia, así como la aparición o empeoramiento de otras enfermedades derivadas de una malnutrición es mucho mayor y a veces casi imperceptible en las personas mayores. El envejecimiento e inevitable deterioro del sistema digestivo hace que la absorción de nutrientes no sea igual de efectiva en estas edades. Si además se dan otras situaciones como la falta de apetito o la idea, a veces del propio anciano, de que por su vida sedentaria es suficiente una ingesta mínima, los problemas de salud pueden aparecer de forma contundente y repentina.

Además, numerosos estudios nos hablan del vínculo entre la alimentación y el aceleramiento de ciertas enfermedades degenerativas, que azotan en su mayoría a los ancianos y que de por si, ya suponen un riesgo ante la posibilidad de producir alteraciones nutricionales o incluso, debido a que imposibilitan una correcta auto alimentación.

Consejos para una alimentación saludable para personas mayores

    • Reducir las grasas saturadas, como las que tienen la carne roja, los embutidos,  los quesos grasos, la bollería industrial, etc.
    • Aumentar las grasas saludables, tanto de origen vegetal (aceite de oliva, aguacates, frutos secos, semillas, legumbres, etc.), como las de origen animal (pescados azules ricos en omega-3 como el salmón o las sardinas y los huevos).
    • Aumentar el consumo de verduras, frutas, cereales y legumbres, por su alto contenido en vitaminas y minerales. También son beneficiosos por su alto contenido en fibra, que ayuda a regular el movimiento intestinal.
    • Aumentar el consumo de leche y demás derivados lácteos, por su alto aporte de calcio, pero siempre desnatados.
    • Aumentar la Vitamina D, para una correcta absorción del calcio. Alimentos como los anteriormente mencionados salmón, huevo o por supuesto, el zumo de naranja, te ayudarán a conseguir ese aporte de esta vitamina, pero también bastaría con exponerse al sol de forma moderada.
    • Reducir el consumo de sal y azúcar.
    • Beber mucha agua. No solo para evitar la deshidratación, tan traicionera para las personas mayores, sino también para ayudar a evitar estreñimientos.

Al margen de lo estrictamente nutricional, no hay que olvidar otras pautas como son: realizar cinco comidas diarias, prestado especial atención al desayuno y moderar la cena, comer despacio, reducir el uso de grasas durante el cocinado y utilizar siempre alimentos frescos, evitando especialmente los precocinados y envasados.

Sin olvidar, una máxima como es evitar el sedentarismo. No en vano, el ejercicio diario, aún de forma moderada como puede ser un paseo de 20 minutos, es un gran aliado para la correcta absorción de nutrientes y eliminación de grasas saturadas, entre otros muchos otros beneficios.

Expertos en alimentación saludable para personas mayores

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